Alabanza a los voluntarios neozelandeses
¿Por qué se ceñirían los voluntarios cargas de 8, 16 o 24 kilos a la espalda al prepararse para emprender una breve caminata por una empinada senda de montaña llena de barro?
Chris Naylor, director ejecutivo de A Rocha International, descubrió la respuesta una soleada tarde de octubre, cuando asistió al Hui (encuentro) de A Rocha de la isla del norte. Los voluntarios formaban parte de un gran despliegue de 300 trampas para depredadores, colocadas a intervalos de 100 metros, a lo largo de pistas abiertas en la ladera del monte Karioi orientada al mar, en las proximidades de Raglan. A Rocha Aotearoa/Nueva Zelanda encabeza una campaña concertada de la comunidad dirigida a la protección de la cría y reproducción de los últimos petreles de cara gris (Pterodroma gouldi) a lo largo de la costa del monte Karioi. La principal amenaza a estas aves, y el motivo por el cual se refugian principalmente en las islas alejadas de la costa, es la depredación causada por armiños, ratas y comadrejas provenientes de otros lugares, que han afectado muy severamente a las aves.
El duro trabajo de cargar montaña arriba las trampas (que pesan 8 kg cada una) constituye un gráfico recordatorio de la dedicación de los voluntarios de A Rocha del mundo entero para proteger la vida silvestre contra viento y marea.